Miércoles 15 de octubre de 2025
TEXTOS
Carta de San Pablo a los Romanos 2,1-11
Tú, el que seas, que te eriges en juez, no tienes disculpa; al dar sentencia contra el otro te condenas tú mismo, porque tú, el juez, te portas igual. Todos admitimos que Dios condena con derecho a los que obran mal, a los que obran de esa manera. Y tú, que juzgas a los que hacen eso, mientras tú haces lo mismo, ¿te figuras que vas a escapar de la sentencia de Dios? ¿O es que desprecias el tesoro de su bondad, tolerancia y paciencia, al no reconocer que esa bondad es para empujarte a la conversión? Con la dureza de tu corazón impenitente te estás almacenando castigos para el día del castigo, cuando se revelará el justo juicio de Dios, pagando a cada uno según sus obras. A los que han perseverado en hacer el bien, porque buscaban contemplar su gloria y superar la muerte, les dará vida eterna; a los porfiados que se rebelan contra la verdad y se rinden a la injusticia, les dará un castigo implacable. Pena y angustia tocarán a todo malhechor, primero al judío, pero también al griego; en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien, primero al judío, pero también al griego; porque Dios no tiene favoristismos.
Salmo 61
"Tú, Señor, pagas a cada uno según sus obras."
Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. R.
Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. R.
Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio. R.
Evangelio según San Lucas 11,42-46
En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!". Un maestro de la Ley intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros." Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!"
COMENTARIO
Las Bienaventuranzas de Jesús, tanto las que trae Mateo como las de Lucas, son uno de los pasajes más conocidos del Evangelio, más aún: son una de las enseñanzas de Jesús más conocidas en todo el mundo.
Así, también podríamos decir que las «malaventuranzas» que hoy leemos, son mucho menos conocidas. Pero son como un reverso, que sirve para resaltar el anverso. Lucas nos trae tanto las bienaventuranzas como las malaventuranzas de Jesús. Es el único evangelista que lo hace
No obstante, estas malaventuranzas (expresadas como «¡ay de ustedes, fariseos, que...!», que es lo mismo que «malaventurados ustedes...», o «desdichados ustedes»), no son un verdadero correlato simétrico de las bienaventuranzas, ya que éstas van dirigidas a todos los seres humanos, mientras que las malaventuranzas van dirigidas solo a aquellos que hacen de la "legalidad", la discriminación, el desprecio, la estigmatización y la impiedad su forma de vida.
Por eso no las podemos considerar a la misma altura que las bienaventuranzas, no puede derivarse el mismo tipo de mensaje. Pero haremos bien en reflexionar en ellas, para ver si en nosotros anida también alguna de las actitudes que Jesús deplora y condena en los fariseos.
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