Jueves 24 de julio de 2025
TEXTOS
Libro del Éxodo 19,1-2.9-11.16-20b
El primer día del tercer mes, después de su salida de Egipto, los israelitas llegaron al desierto del Sinaí. Habían partido de Refidím, y cuando llegaron al desierto del Sinaí, establecieron allí su campamento. Israel acampó frente a la montaña. El Señor dijo a Moisés: «Yo vendré a encontrarme contigo en medio de una densa nube, para que el pueblo pueda escuchar cuando Yo te hable. Así tendrá en ti una confianza a toda prueba.» Y Moisés comunicó al Señor las palabras del pueblo. Luego añadió: «Ve adonde está el pueblo y ordénales que se purifiquen hoy y mañana. Que laven su ropa y estén preparados para pasado mañana. Porque al tercer día el Señor descenderá sobre la montaña del Sinaí, a la vista de todo el pueblo». Al amanecer del tercer día, hubo truenos y relámpagos, una densa nube cubrió la montaña y se oyó un fuerte sonido de trompeta. Todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció de temor. Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y todos se detuvieron al pie de la montaña. La montaña del Sinaí estaba cubierta de humo, porque el Señor había bajado a ella en el fuego. El humo se elevaba como el de un horno, y toda la montaña temblaba violentamente. El sonido de la trompeta se hacía cada vez más fuerte. Moisés hablaba, y el Señor le respondía con el fragor del trueno. El Señor bajó a la montaña del Sinaí, a la cumbre de la montaña, y ordenó a Moisés que subiera a la cumbre.
Interleccional: Dn Gr 3,52ab.53-56
"¡Gloria y honor a ti, Señor!"
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, alabado y exaltado eternamente. R.
Bendito sea tu santo y glorioso Nombre, alabado y exaltado eternamente. R.
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria, aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. R.
Bendito seas en el trono de tu reino, aclamado por encima de todo y exaltado eternamente. R.
Bendito seas tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines, alabado y exaltado eternamente por encima de todo. R.
Bendito seas en el firmamento del cielo, aclamado y glorificado eternamente. R.
Evangelio según San Mateo 13,10-17
Los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Por qué le hablas a la multitud por medio de parábolas?» Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y Yo no los sane". Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.»
COMENTARIO
El evangelio de hoy se refiere a la finalidad de las parábolas y empieza con la pregunta de los discípulos: ¿por qué les hablas por medio de parábolas? La parábola era una forma típica de enseñar por parte de Jesús que consistía en pequeñas narraciones que incluían un elemento de comparación y un significado que a veces podría resultar enigmático para algunos.
Los discípulos quieren saber por qué Jesús, cuando habla a la multitud, sólo habla en parábolas: «¿Por qué usas parábolas para hablar con ellos?» ¿Cuál es el motivo de esta diferencia? Jesús, en ningún momento responde a la pregunta de los discípulos, solo dice que "así entienden un lenguaje sencillo".
Las parábolas son una nueva manera de hablar a la gente sobre Dios. La gente queda impresionada con la manera que Jesús tiene de enseñar. Experiencia que nos llama a ir más allá, pues se trata de un lenguaje cargado de simbolismos y, sobre todo, de desafíos y contradicciones. Es una forma participativa de enseñar, de educar. No nos da todo... No hace saber, sino que hace descubrir. Hay que tener el espíritu abierto para querer entenderlas, pero no todos están dispuestos a abrirse y dejarse impactar por las palabras de Jesús.
El uso de las parábolas viene inmediatamente después de la sección que ha mostrado el creciente rechazo a Jesús y, por lo tanto, está relacionado con eso. Por eso Jesús habla en parábolas, no es que la gente no entienda porque Él hable en parábolas (ya que ninguna de las parábolas presentadas resulta incomprensible), sino lo contrario, las gentes no comprenden, porque no abren sus oídos y sus ojos, no abren sus corazones al mensaje del Señor, por eso las parábolas les resultan enigmáticas; no las entienden porque no han abierto su corazón a Jesús, por eso Él no los puede salvar; en cambio los discípulos si conocen los misterios de Reino de los Cielos, porque abrieron su corazón al Señor.
En ocasiones también nosotros endurecemos nuestros oídos y cerramos nuestros ojos, para no oír y ver, "con el corazón" a Jesús. Necesitamos mantener los oídos, los ojos y el corazón abiertos a Jesús y a sus palabras para ser "dichosos".
Oír y conocer la palabra de Dios a través de Jesús o gracias a Jesús es en realidad un privilegio que no todos tienen y que no siempre valoramos adecuadamente. El conocer al Señor, el tener la inquietud por oír y meditar su palabra es en verdad un don, una Gracia que el mismo Jesús nos concede y que por lo tanto no puede ser guardada para nosotros Tomemos conciencia de este privilegio y hagamos del meditarla y llevarla a la práctica nuestro mejor hábito.
Cuando leo los evangelios, ¿soy como los que no entienden nada o como aquel a quien le he dado conocer el Reino? ¿Cómo manifiesto que he visto y oído la Palabra de Dios? ¿Tengo mi corazón abierto al mensaje de Jesús? ¿Conozco las parábolas de Jesús? ¿Cuál es mi parábola favorita? ¿Por qué?
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